
“Ahora sí, llegamos al penúltimo juego…”. Hasta en cuatro ocasiones pudimos escuchar esa frase de boca de nuestra directora de orquesta, Berta Monclús, durante el espectáculo del décimo aniversario. Y es que no nos apetecía terminar el show.
Junto a Berta, German Santori, Álvaro Manso, Santi Avendaño, Ernesto Zuazo, Cristina Muñoz, Roberto Lobo, Ana Carretero y Saúl García fuimos las personas que estuvimos sobre el escenario, y no queríamos dejar de jugar. Queríamos prolongar todo lo posible aquella celebración, y casi nos tienen que echar arrastras del Teatro Zorrilla tras dos horas y media de disfrutar la impro. Es lo que tiene AMAR esta disciplina (sí, con mayúsculas).
En estilo telenovela dimos vida a la familia Gonzalvez durante el capítulo “siéntate, tenemos que hablar”, en estilo de terror contamos la espeluznante Vuelta al Cole y reversionamos La Sirenita. También jugamos un “Solo preguntas”, “Todos para una” escenificando un examen del alumno más teatrero (clicky, clicky) y un “Protesto” que nos dejó con el culo al aire (literalmente). Para ir cerrando, recreamos la historia de amor de una pareja que celebraba su aniversario a la vez que nosotros, y terminamos dejando volar vuestras tarjetas para atrapar la que daría vida a la historia de la pócima del café con sal.
Lo mejor de todo fue poder compartir esa noche tanto con “primeriz@s” de la impro como con personas esenciales que nos han acompañado durante gran parte de estos diez años. Y no solo desde el patio de butacas, algunas de esas personas pudieron subir al escenario para macarrear un rato bajo los focos.
Hemos intentado hacer un resumen de todo lo ocurrido, pero es muy difícil poner en palabras las sensaciones del pasado viernes 16 de septiembre. Porque para saber lo que es la impro hay que venir y experimentarlo. Porque la impro no se cuenta, la impro se vive.
